Una gran empresa minera en Chile le encargó a su equipo de Ingeniería reevaluar un nuevo proyecto de explotación de cobre que se encontraba en etapa de pre-inversión, con el objeto de aumentar su valor (presente neto). El accionista mayoritario le solicitó a Falcon apoyar a su equipo interno, que había hecho el desarrollo original, para generar una cartera de mejoras al proyecto en un plazo de tres meses.
Se estableció un equipo conjunto con Ingeniería para llevar a cabo una revisión exhaustiva de los supuestos de diseño y de las principales decisiones del proyecto. Para lo anterior se utilizó una metodología llamada Clean Sheet Capital Redesign (CSCR). Esta metodología cuestiona de manera sistemática los supuestos de diseño de un proyecto y las decisiones tempranas que podrían quitarle flexibilidad operativa futura.
En el caso de los desembolsos del proyecto por el lado de la inversión, se hizo una descomposición exhaustiva de todas las maquinarias e insumos y se cuestionó desde el grosor de los geotextiles, hasta la escala de producción anual. Se encontró sobre-especificación en ítems económicamente significativos.
En el frente operacional, también se hicieron cambios materiales, como por ejemplo en la ubicación del acopio de baja ley, que permitió reducir de manera muy importante el costo de camión en años tempranos del proyecto y diferirlos al fin de la vida útil.
Se hizo el stress-testing del proyecto con simulaciones para asegurar que el proyecto no sólo no quedaba vulnerable a escenarios de curvas de precio bajo, sino que se podían aprovechar oportunidades de aumento de producción.
El impacto en VAN fue un aumento de más de USD100 millones.